CAJAS DE CRÉDITOS COOPERATIVAS



Síntesis de la exposición de Héctor Polino, pronunciada en la Casa del Pueblo de Morón del Partido Socialista Auténtico, calle Escalada 91, el día 4/9/2015 sobre CAJAS DE CRÉDITO COOPERATIVAS.
  


 Frente a la crisis actual y las profundas transformaciones que vive el mundo y nuestro país, cabría la pregunta si hay un lugar para las cooperativas. La respuesta sin duda es afirmativa. Es más, el movimiento solidario no apareció y se desarrolló en épocas de bonanzas, sino que surgió en 1844 en Rochdale, al calor de la crisis derivada de la revolución industrial.

Hoy, el mundo y nuestro país viven grandes transformaciones, que no son en un sentido de progreso, ni de mejoramiento de las condiciones de vida de la mayoría de las poblaciones, sino de grandes concentraciones de capital en pocas manos, que se desenvuelven dentro de una concepción fundamentalista del mercado, que excluyen a las pequeñas y medianas empresas, aumentan el desempleo, bajan la calidad de vida y depredan el medio ambiente.

Frente a esta realidad, el cooperativismo adquiere plena vigencia, en sus valores, en su doctrina y en sus principios.

Sin duda tiene que tratar de modernizarse, de adaptarse a la nueva realidad, sin desnaturalizar su esencia, porque si se mimetiza, habrá sucumbido a los disvalores del modelo neoliberal y conservador.

Es necesario continuar trabajando por una sociedad de economía mixta, pero de base solidaria con un poderoso sector de la economía social.

El modelo actual de acumulación de capital es incompatible con el crecimiento y el desarrollo.

Los capitales argentinos que fugaron al exterior no regresaron a pesar del tratamiento privilegiado prometido.

Los capitales extranjeros tampoco vienen al país “Es una falacia pensar que las grandes sumas de capital extranjero aguardan la oportunidad para invertir en la Argentina. Hay otras áreas del mundo tanto o más interesantes. Esos capitales vendrán después  que regresen los miles de millones de dólares argentinos que están en cuentas bancarias del exterior". ( Memorándum enviado por Jorge Born dirigido a Carlos Menen y a Néstor Rapanelli, con motivo del proyecto de reforma impositiva llevada a cabo por el secretario de Hacienda, doctor Frigeri, con acuerdo del F.M.I.)

El presidente de Citibank, John Reed, en una conferencia de prensa, dijo: “Yo creo que muchos bancos internacionales han perdido interés en lo que pasa en la Argentina con respecto a inversiones. Especialmente los bancos europeos, con la apertura del Este” (Cable de N.A. 7-3-91).

En un reportaje realizado por Clarín, Jano Kirkpatric y publicado el 3-12-90, decía: “Mire, los Estados Unidos tienen muchos problemas económicos. Tenemos una deuda más grande que la de la Argentina y eso es bastante serio para nosotros. De todas maneras creo que toda experiencia desde la Segunda Guerra Mundial, demuestra que la ayuda económica clásica no ayuda. Los países se desarrollan con crecimiento y éste viene de adentro. No puede ser impuesto desde afuera comprado o dado. En África, Asia y Sudamérica se da el mismo fenómeno actualmente, siempre que se habló de ayuda para el crecimiento, no se ayudó. Sí la tecnología, la cooperación tecnológica, la transferencia de conocimientos, pero no el dinero”.

Ya en el año 1990 se advertía lo que luego sucedería en los años posteriores.


No solo no regresan los capitales de argentinos que se fueron al exterior; no solo no se realizan inversiones de riesgo, auténticas y genuinas, sino que todos los días se producen nuevas fugas de capital.
Según un informe del INDEC del 31 de diciembre de 2014, hoy, están fuera del sistema financiero 160.676 millones de dólares. En su mayoría ese dinero no está declarado en el país. Equivale a seis veces las reservas del Banco Central.
En el año 2003, los dólares fuera del sistema rondaban los 93.000 millones de dólares. En poco más de una década los activos externos de los argentinos aumentaron 68.000 millones de dólares.
A fines del año 2011 para frenar el drenaje de divisas, el gobierno impuso el “Cepo Cambiario” pero la fuga no aflojó porque desde entonces los dólares fuera del sistema aumentaron 30.000 millones de dólares.

Frente a esta situación, resulta impostergable impulsar un nuevo modelo de acumulación de capital que consiste en la movilización de los recursos financieros en manos de la sociedad, para canalizarlos en la producción de bienes y servicios, a través de entidades sin fines de lucro, como son las cooperativas. No hay otro camino.

Por eso hoy resulta indispensable la plena vigencia de la ley de mi autoría nº 21526, sobre CAJAS DE CRÉDITO COOPERATIVAS que aprobó el Congreso Nacional el 20 de octubre de 2003.

Para ello, es necesario que el Banco Central dicte una nueva reglamentación que respete la letra y el espíritu de la ley. Sin las cláusulas impeditivas que existen en las distintas resoluciones dictadas con el claro e inconfundible objetivo de mantener el statu quo.

Hoy, lo avanzado, lo progresista, consiste en articular mecanismos que aumenten los poderes de la sociedad, para que ésta se transforme a sí misma.

El incremento de la capacidad de intervención de los consumidores y usuarios, a través de sus entidades, permitirá la aparición de contrapoderes sociales en un mercado cada vez más controlado por las multinacionales, donde la calidad de vida queda sometida a intereses lejanos e imperceptibles para el ciudadano.

En esta perspectiva histórica de democratización de la economía, las cooperativas se convierten en agentes activos del cambio social en libertad.

El proceso mundial actual, a pesar de la crisis, de las grandes contradicciones de las fuerzas sociales que pujan en su interior, indica la conveniencia de avanzar hacia una sociedad con rostro humano, construida por muchos que tienen poco, imbuidos de espíritu solidario, para reafirmar las aspiraciones más elevadas de una vida mejor.

La crisis actual ensancha la fe.

La fe es la cooperación, en la solidaridad, en la justicia, en la libertad.

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